Yo no sé llorar y ya mis pies desnudos temen adoloridos al error más que al tiempo que pudiera quedarle a la piel que arropa la osamenta por eso es que corro tras las doce campanadas, para brindarte un abrazo y luego espero entusiasmado, los siete días para decirte Feliz Año.
Yo no sé llorar y ya mis pies desnudos temen adoloridos al error
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por eso es que corro tras las doce campanadas, para brindarte un abrazo
y luego espero entusiasmado, los siete días para decirte Feliz Año.
CARLOS FIDEL BORJAS DÍAZ. DERECHOS RESERVADOS