viernes, 19 de abril de 2013

París, Paris, Paris, donde la sombra de Georgette te cubrió con su manto
Bajo la luz y la miseria letal de la civilización occidental,
Lenta como la tertulia indignante de los indigentes
Honda y profunda y enardecida, desesperante, fervorosa e inaudita.

Midiendo tu pequeñez humana, y el poco valor de los hombres ante ella
Allí donde los pasos se pierden y el hombre solo muere
Donde tu condición de tercermundista vale menos que un medio
Donde los Congresos fueron solo nombre, hasta el punto de negarte el retorno

Cuanto lloraste en silencio negado el retorno allí, donde tus pasos te reclamaban
Cuanto desquicio a tu rango natural, ¡a tu Perú bendito!?
Ya ves cómo se alarga la agonía de los Pueblos nuestros que aún viven,
!Con la esperanza sagrada del triunfo, hoy, mañana o algún día, como España!?

Yo hoy se, que tus manos cubrieron y entre abiertos tus dedos
Sostuvieron en tu izquierda el viejo y en la derecha el nuevo testamento
“Ella, la Biblia revela de cuanto es capaz un pueblo, lanzado,
Por el envión de sus propios miedos en plectros cívicos, a la defensa de sus derechos!

Cuanto se ocultó de ti, cuanto más hay que hasta hoy lo ocultan intereses
Y hay quienes paren proyectos pretendiendo opacarte, mas no podrán
Porque cual legión invasora vas más allá del orden que propusiste
Las que atañen a las coaligadas huestes extranjeras que codician nuestras riquezas.

Creadas en algún tiempo por nuestros padres INKAS un severo orden público Revolucionario en su estructura, sobre las nuevas bases de la economía futurista
Cuanto hablaste de lo que se fundó en cada cabeza de los ejércitos populares
Aquellos que torcieron el camino bajo el fuego de la corrupción y la ambición.

Cuanto te debe la vanguardia de la civilización, defendiendo los Pueblos de América
Con pureza y ardor generoso e inigualado, oh falsa democracia universal en peligro
Que pone en riesgo la masa soberana y los cerebros ilustres como nuestras letras
Donde fue a quedar nuestra incontrastable Nación, poder y tu Europa Vallejo Cuna

LOS PASOS DEJADOS te conducen por la eternidad
Allí, donde es válida la ironía porque le alcanza la reflexión afligida
Donde la correspondencia material, tiene apoyo en tus propios versos
Tiene vida en tí y hasta en tu propia muerte, Cesar Abraham VALLEJO MENDOZA
Porque ¡TU NO MUERES, A TI TE PARIÓ LA TIERRA SUDAMERICANA”.
Carlos Fidel Borjas Díaz

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